Anti-negritud: La colonialidad de nuestras comunidades

Por BETO

Desde acá, a algunes miembres de la comunidad Latina no pertenecientes a la comunidad negra, se nos hace fácil apuntar dedos y opinar sobre cuando y como las protestas por brutalidad policial contra esta comunidad deberían de llevarse a cabo. Aun más fácil lo es enfatizar que las “vidas cafés (Brown lives), “todas las vidas,” o que “las vidas azules importan.” Esta última en referencia al cuerpo policial.

Cabe recalcar que es evidente que “las vidas azules importan.” El sistema se ha encargado de recordárnoslo por siglos. Pero importan—no como vidas individuales si no como un vehículo de violencia y apropiación—porque han operado con gran impunidad a pesar, o mejor dicho como resultado de los abusos perpetrados contra minorías en los Estados Unidos en diferentes puntos de la historia de este país. Sin embargo, lo que ha continuado como una constante histórica, ha sido la violencia sistémica y sistemática contra la comunidad negra, ya sea como sujetos coloniales bajo la esclavitud, inmigrantes de raza negra, muchos de elles Afro-latines/as/os, y sus descendientes.  

Toda esta violencia que subyuga a la comunidad negra, no solo aquí, pero a nivel mundial, es resultado y continuación de la expansión colonial europea ya hace más de 500 años. Y, aunque los colonialismos que surgieron en el continente americano tomaron diferentes formas y trayectorias, varias constantes emergieron y sobrevivieron: entre ellas la creación y posicionamiento privilegiado de los blancos/blanquitud como una norma y meta social y la opresión de comunidades negras. Pese a que los métodos varían, el blanqueamiento biológico o simbólico de poblaciones ha sido un proyecto casi uniforme que busca desaparecer cualquier rastro de comunidades indígenas, pero sobre todo negras. En muchos países de Latinoamérica, estos proyectos racistas se han escondido bajo el lema del mestizaje y la falacia de una democracia racial.

A pesar de que hoy podemos presumir que, en la mayor parte del mundo el colonialismo directo cesó, la producción y reproducción de jerarquías de dominación, la colonialidad que tomó el poder como lo describió el sociólogo peruano Aníbal Quijano, se mantiene viva. Es decir, aunque el colonialismo como un sistema de dominación política directa de una sociedad externa sobre otra a terminado (con algunas excepciones), es importante recordar que fueron los descendientes de colonizadores, los colonos, quienes mantuvieron el poder, reproduciendo formas de dominación establecidas durante periodos de colonialismo y manteniendo un orden social, económico, y político en línea con sus intereses. Paradójicamente, Ramón Grosfoguel hace hincapié en el hecho de que, aunque es Quijano quien desarrolla el concepto de la colonialidad del poder como tal, este habría sido inspirado por una constante exploración del marxismo negro, al cual nunca citó. Esta forma de racismo en el conocimiento ejemplifica una de las incontables formas en las que comunidades negras continúan siendo despojadas de diferentes posesiones intelectuales, materiales, espirituales y culturales.

Pero retomo. El apoyar el movimiento que declara que las Vidas Negras Importan no significa que le demos la espalda a otras injusticias y formas de opresión. No significa, por ejemplo, que las “vidas cafés” o movimientos indígenas para reclamar sus tierras no importen. Al contrario, apoyar este movimiento es de gran importancia pues reconoce los esfuerzos de liberación negra. Esfuerzos que, como la revolución haitiana que dio pie a las luchas de independencia en las américas o el Movimiento por los derechos civiles en los estados unidos, continúan inspirando y beneficiando a varias comunidades. Es aquí donde quiero abrir un pequeño paréntesis para subrayar que, aunque nuestre liberación esta íntimamente atada a estos esfuerzos, tenemos que evitar que la convergencia de intereses sea la única que dicte nuestre accionar. Más allá de esto, es importante entender, como Boaventura de Souza Santos señala, que el priorizar una lucha y forma de opresión no se debe confundir como una determinación absoluta. Tenemos que contextualizar y tomar en cuenta condiciones concretas.

El contexto de hoy ha sido el resultado de una ideología eurocéntrica de inhumanidad, desechabilidad, inferioridad, criminalidad, sexualidad, por mencionar algunas, creada y dirigida a la comunidad negra. Una ideología de supremacía blanca, fenotípica y geopolítica. Un racismo y anti-negritud que ha dado pie a la esclavitud, linchamientos públicos, segregación, brutalidad policial, represión, falta de representación adecuada en los medios de comunicación (como hoy lo vemos en Univisión y Telemundo), explotación, privación de servicios y recursos básicos, y el encarcelamiento en masa por el simple hecho del color de piel. Ultimadamente, una mentira colonial que se ha repetido por siglos con implicaciones reales el día de hoy.

Es en este contexto—en condiciones concretas marcadas por previos y recientes linchamientos a miembres de la comunidad negra a manos de policías y “civiles” y de una incesante marginalización política, económica, y cultural—que tenemos que entender y reflejar que sus vidas importan. Que las Vidas Negras Importan. Desde acá, es también esencial entender que las protestas, en sus diferentes formas, que se llevan a cabo a nivel nacional no son el problema. Son un síntoma del problema en nuestre sociedad—NUESTRE desdén hacia la negritud. La anti-negritud. La colonialidad de nuestres comunidades.

Si bien, el sociólogo negro W. E. B. Du Bois subrayaba que el problema del siglo XX sería el problema de la raza, la socióloga y feminista negra Patricia Hill Collins nos recuerda que los problemas del siglo XXI, los de hoy, continuaran siendo el problema de la línea-de-color al igual que la negación de estos problemas por amplios sectores de nuestre sociedad que los describen como irrelevantes o cosa del pasado.[i] Y es aquí donde nos encontramos algunes Latines/as/os no pertenecientes a la comunidad negra. Rechazando la negritud en nuestres propias comunidades, atribuyéndola al pasado o imaginándola en familias/regiones/países alejados de nosotres. Gritando que todas las vidas importan, que nuestres vidas también importan, que las vidas azules importan, defendiendo aparatos de violencia y apropiación, priorizando muchos de los edificios y negocios en los cuales seremos explotados y expulsados mañana… creyendo las mentiras que nos fueron dichas, repitiéndolas.

Hoy es importante entender que los discursos, practicas, y jerarquías que conocemos no son naturales. No sucedieron por arte de magia, fueron impuestas por arte de fuerza y han sido perpetuadas por medio de la violencia y un adoctrinamiento que emerge y justifica las historias de los “vencedores,” los que moldean y se benefician de la colonialidad del poder. Un engranaje colonial que una vez echado a andar, hemos utilizamos como referencia para guiar nuestres discursos y practicas, simultáneamente conservando su poderío.  Creyendo y creando más razones para arremeter contra comunidades negras.

Aunque la anti-negritud que existe en lo individual, colectivo, y sistémico haya sido producido por el colonialismo y continúe siendo perpetuado por la colonialidad, nosotres somos cómplices. Hoy, es nuestre deber el escuchar a los miembres de la comunidad negra, ya sean inmigrantes o no. Miembres a los cuales continuamos negado y forzado al margen de nuestres propias comunidades y sociedad. Una marginalización de la cual nosotres nos beneficiamos, pero de la cual tampoco somos ajenos. Escuchemos lo que gritan, y también lo que callan, pues es desde su posición de donde más claro se ven los variados sistemas de dominación que intersectan. Sistemas de dominación que también afligen a nuestres comunidades.

Como Latines/as/os no negros, pero especialmente aquelles que pasamos desapercibides bajo la mirada frágil y temerosa de la blanquitud, es de máxima importancia tomar el primer paso o seguir excavando para encontrarnos con las ruinas de esta colonialidad que yacen dentro de nosotres. No tenemos que pretender que no somos racistas para ser mejores. Después de todo, crecimos en sociedades racializadas y racistas donde “el mejorar la raza” se prescribía tan frecuentemente como una embarradita de VapoRub. Pero rebelémonos, constantemente. Escuchemos. Que este desdén y oposición se enfoque, en este caso, contra el racismo y no la raza. Que vayamos más allá del anti-racismo y nos dediquemos, activamente, a apoyar el buen vivir de las comunidades negras. Y que al mismo tiempo que apoyamos el desmantelamiento de la colonialidad del poder, cuestionemos nuestre propia colonialidad de ser y de saber. [Des]Eduquémonos.

Y, para terminar, acudo a Brozo, un personaje de sátira política, que, aunque describiendo un contexto muy diferente, nos recuerda que “[al estado y la policía] se le tiene que tratar como [eso]. No como un santo, no como un icono, no como a alguien venido de las estrellas, no a alguien parido en el centro de la tierra. ¡No, ni madres! Sangra[n] y caga[n], y detenta[n] el poder. Al poder se le revisa, no se le aplaude.”

Esto es lo que se esta llevando a cabo en la comunidad negra desde el día que el primer esclavo puso pie en el continente americano, revisando la colonialidad del poder. Imaginando un futuro más amplio para todes, donde las Vidas Negras sean realmente valoradas y respetadas.

[i] En su articulo titulado “La descolonización y el giro des-colonial,” Nelson Maldonado-Torres comparte esta idea que Patricia Hill Collins manejó durante un panel llevado a cabo en el 2004.
Quiero agradecer a compañeres que se tomaron el tiempo para editar y recalcar puntos que pudieran fortalecer esta pieza. Aunque intenté atender a todas sus sugerencias, limitaciones de posicionalidad y redacción no me permitieron arribar a todas. Continúo trabajando.

RECURSOS IMPORTANTES

Recursos anti-racistas en español (Dra. Gabriela Kovats Sánchez)

Guía de discusión para el documental 13th (Dra. Stephany Cuevas)

Construyendo solidaridad y fortaleciendo los lazos entre los movimientos de derechos de los inmigrantes y Black Lives Matter” (My Undocumented Life)

Black Lives Matter” merece todo nuestro apoyo” (La Opinion)


Beto/Carlos was born in Irapuato, Mexico and migrated to the U.S. at the age of 14 without (legal) authorization. Though he holds a B.A. in Psychology, an M.S. in Sociology, and a A.M. in Education, Beto credits most of his limited, yet ongoing [un]learning to perspectives erased in the education system. He will continue his schooling at a sociology department this upcoming fall semester (2020). He is a DACA holder.


DON’T FORGET TO SHARE THIS PAGE WITH YOUR FRIENDS!

Don’t miss out on the latest resources available for undocumented students, make sure to “like” our page on Facebook. Please consider donating to our platform so we can provide more information and resources to help undocumented students and their families. Any amount helps!


logo3ver2At My Undocumented Life we provide up-to-date information and resources for undocumented immigrants and allies. We post scholarship opportunities that are open to undocumented students, strategies for navigating the educational system, information on how to apply for DACA/Advance Parole, news on DAPA, and much more. Most importantly, we want to provide a sense of community to our diverse group of readers. Learn more about our work here: “About Us

Subscribe to My Undocumented Life (it's free!)

Enter your email to subscribe to notifications from this site



Categories: Get involved, News

Tags: ,

Leave a Reply

Discover more from My Undocumented Life

Subscribe now to keep reading and get access to the full archive.

Continue Reading

%d bloggers like this: